656.
- APCJ

- 12 jun
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 30 jun
¿Adiós a la comida chatarra?

Mauricio Garcés: “Ni rico ni pobre, ni guapo ni feo, con mucho pasado, pero con más por venir”.
A fechas recientes dos palabras “comida chatarra” se han convertido casi como invocar al mismito diablo. Como si se tratase de una epifanía y de la noche a la mañana todos se hubieran dado cuenta de los riesgos que representan tener a nuestros niños, niñas y adolescentes (NNA) mal alimentados.
¿Quién no disfrutó al lado de su mejor amigo unas papitas con salsa, a la hora del recreo? ¿Quién no se carcajeó durante horas, mientras a un compañerito se le caía la gelatina y terminaba compartiéndole de la suya para pasar el momento amargo?
El portal Kids Health, refiere que el término “comida chatarra” se utiliza para nombrar los alimentos “con poca cantidad de los nutrientes que el cuerpo necesita y con un alto contenido de grasa, azúcar y sal, elementos que el cuerpo puede obtener en exceso con mucha facilidad”.
Las papas fritas, las golosinas y las bebidas con gas entran dentro de esa categoría. Aunque la tendencia va para eliminarlas de las tienditas de las escuelas, el problema no son este tipo de alimentos en sí, sino las cantidades que se ingieren, está comprobado que pequeñas porciones no causan daño, siempre y cuando se tenga una alimentación adecuada y es ahí donde suenan las alarmas.
Hace unos meses, el titular de Educación Pública, Mario Delgado, anunció la estrategia de ‘Vida Saludable’, con la que el Gobierno Federal busca combatir los altos índices de obesidad y enfermedades del consumo de este tipo de alimentos.
La estrategia, se basa en cuatro ejes principales: sacar de las escuelas los alimentos ultraprocesados (chatarra), promover el consumo de agua entre el alumnado, capacitación en nutrición saludable y promoción del deporte. Este plan se contempló de carácter obligatorio a partir del 29 de marzo de 2025.
En papel suena bonito, pero ¿alguien ha tomado en cuenta los porqués de la mala alimentación en nuestra niñez? Peor aún ¿alguien se ha dado cuenta que a veces esa bolsa de papitas o fritanga es el único alimento al que tienen acceso las criaturas? En Ciudad Juárez podemos atisbar la respuesta en el ejemplo de la Escuela Primaria Federal Francisco González Bocanegra, en Riberas del Bravo.
La creación de un comedor para los estudiantes en ese plantel, es el resultado del trabajo de profesores y padres y madres de familia unidos, y ha dejado constancia de que, aún sin el apoyo de ningún nivel de Gobierno, los objetivos comunes se pueden lograr.
Allí, en esa zona de la ciudad, considerada con altos índices de inseguridad, problemas de drogadicción y violencia intrafamiliar, la comunidad se unió para cuidar a sus niños y niñas, muchos de los cuales llegaban sin alimento alguno a tomar clases.
Las causas de no alimentarse son variadas, algunos no comen porque sus padres trabajan hasta 14 horas al día y se turnan para poder estar en casa; en otros casos, los niños o niñas mayores, -hablamos de un rango entre los 8 y 12 años- se tienen que quedar al cuidado de hermanos menores; hay también menores cuyos padres carecen de empleo y por ende, de dinero para poder alimentarlos. Hay también los progenitores que no tienen ni trabajo ni dinero, pero sí vicios e historial delictivo.
El retiro de la comida chatarra debe ir acompañado más de que de buenos deseos, a la par debe reactivarse el programa de comedores infantiles en la totalidad de planteles, o al menos en los de las colonias de extrema pobreza o con altos índices de violencia intrafamiliar o de inseguridad; si lo que se desea es dar una mejor calidad de vida a nuestras infancias y adolescencias, por ahí se debe empezar.
Pero, ¿estamos preparados dentro de los planteles para retirar de tajo lo que actualmente se vende y ofrecer productos nutritivos, que sin duda elevarán sus costos y además, de no ser tratados de manera adecuada en materia de higiene, pudieran representar un riesgo sanitario?
¿Cuenta el Gobierno en sus tres niveles, con un programa para llevar a cabo la sustitución del plan alimentario en las escuelas?
¿Le entrará de lleno nuestro gobierno a cuidar a nuestros NNA o solo, como coloquialmente se dice, le quitará el dulce al niño pa’ dejarlo chillando?
Poco veneno no mata, decía mi abuela, y el gustito de una golosina, se vale de vez en cuando, el quid está en la dosis, bajo la supervisión adulta y acompañada de una buena alimentación. No sean gachos, unas papitas con salsa no se le niegan a nadie.



Comentarios