Llanero.
- APCJ

- 18 abr 2024
- 2 Min. de lectura

Ramon Quintana.
Lo que contaré es una historia real, pero no existe algún sustento documentado, los personajes que aparezcan en esta historia, no son inventados, básicamente es un hecho citadino que aconteció Iniciando el año 2000, puede ser contado para utilizar su aleccionamiento y entender a algunas personas, de las cuales si vinieran los extraterrestres no podríamos explicar su comportamiento.
Sin embargo, a través de un ejemplo como este, podemos entender la conducta desplegada y la conducta de respuesta. En Ciudad Juárez hay una acequia que anteriormente fue la zona limítrofe entre Ciudad Juárez y el Paso. Esa mentada acequia se convirtió en diversos campos deportivos sobre todo de fútbol, acá en Ciudad Juárez se le llama futbol llanero.
En uno de los tantos partidos dominicales que se disputan, un árbitro equivocó una sanción. La mala decisión tuvo efectos colaterales toda vez que el público presente y sobre todo los ofendidos, le gritaron que marcara cada jugada sin haber motivo aparente, la intención era molestarlo y darle carrilla, como decimos en el Norte. “Arbitro marca eso” “arbitro pítale” “arbitro que no vez” “arbitro, estás ciego” … cada vez que una jugada se comprometía la gente azuzaba al árbitro, pero lo hacía con sorna, de forma que le recordaban que se había equivocado anteriormente y que había perjudicado uno de los equipos.
Solo que en este deporte - siendo un deporte llanero- no hay forma de disculparse, cuando se marca algo se queda tal cual. Parte del primer tiempo y todo el segundo, estuvieron fastidiándolo, hasta que definitivamente no aguantó, se detuvo y gritó con desesperación, con la cara descompuesta, además los brazos levantados hacia el Cielo: !ya pues, me equivoqué, me equivoqué, qué quieren que haga! Cuando ocurrió eso, la porra de arruinadores oficiales, soltó las risas, era evidente que la guasa desesperó al que imparte justicia en el campo y aquel perdió la calma, incluso se distrajo del partido para acercarse a la línea que delimita el exterior del interior del campo para darse el tiempo de reprochar la actitud de los fastidiosos, es decir, lo hicieron perder la cordura.
Pasó lo mismo en el consulado de México en el Ecuador, en donde le da protección a una persona que tiene antecedentes penales y denuncias por corrupción, luego el presidente se pavonea y no solo eso, hace declaraciones en torno a las elecciones de ese país sin que nadie se los pidiera, evidentemente transgrediendo el respeto a las decisiones de países libres y soberanos. Entonces el presidente de aquella nación actuó de forma refleja y pasó lo que todos ustedes ya saben. Solo le faltó decir: !cállate, cállate, cállate que me desesperas!



Comentarios