top of page
Superficie de mármol

El Grito de la Presidenta: un ya hizo historia, pero ¿y las historias por hacer?

  • Foto del escritor: APCJ
    APCJ
  • 22 sept
  • 2 Min. de lectura
ree

Por Janeth Escobedo Román

Analista Política.


El 15 de septiembre de 2025 quedó marcado en la historia: por primera vez, una mujer, Claudia Sheinbaum, encabezó el Grito de Independencia desde el balcón de Palacio Nacional. El Zócalo vibró con la fuerza de ese momento que rompió con más de dos siglos de tradición masculina. Se escucharon nombres de heroínas olvidadas, de mujeres indígenas, de migrantes, de quienes siempre habían quedado al margen. Fue un gesto poderoso, pero inevitablemente surge la

pregunta: ¿y ahora qué?


Porque lo simbólico emociona, pero lo real transforma. La Presidenta nombró a los migrantes, pero esos mismos migrantes siguen enfrentando violencia en la frontera norte y sur. Nombró a las mujeres, pero México continúa siendo un país atravesado por feminicidios y desapariciones. Reconoció a los pueblos originarios, pero sus territorios siguen amenazados por megaproyectos y abandono institucional.


El Grito fue histórico, sí, pero también dejó al descubierto la tentación del poder de usar los símbolos como sustituto de las acciones. No basta con iluminar el Palacio Nacional de inclusión mientras afuera persiste la oscuridad de la impunidad, la pobreza y la violencia. El pueblo mexicano necesita más que un balcón lleno de luces: exige un gobierno que convierta esos “vivas” en políticas concretas.


Celebrar a las heroínas del pasado es justo, pero la verdadera deuda está con las mujeres y hombres del presente: con las madres que buscan a sus desaparecidos, con los jóvenes atrapados por el narcotráfico, con los trabajadores que sobreviven con salarios precarios, con las comunidades indígenas que defienden su tierra a costa de la vida.


El Grito de la Presidenta ya hizo historia. Lo que está en juego ahora son las historias que aún faltan por escribir: justicia, igualdad, soberanía y democracia real. Si esos valores no bajan del balcón a la vida cotidiana de los mexicanos, este momento quedará reducido a una postal grandiosa pero vacía. Pero si el gobierno convierte la fuerza de este símbolo en cambios palpables, entonces sí podremos decir que el grito de la primera presidenta no fue solo historia, sino también futuro.


La independencia no se mide en fuegos artificiales ni en discursos desde un balcón, sino en la capacidad de un gobierno de garantizar justicia, libertad y dignidad a su pueblo. El verdadero desafío comienza ahora: demostrar que esas palabras no fueron solo un homenaje al pasado, sino una promesa al presente. La historia no se honra con memoria solamente; se honra con hechos que la trasciendan. Y si este Grito logra tocar las calles, los hogares y la vida diaria de los

mexicanos, entonces habrá resonado no como un eco pasajero, sino como un verdadero llamado a la transformación.


Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación

Asociación de Periodistas de Cd. Juárez | 2023

bottom of page